Desde el Acuerdo de París hay un término que resuena en todas las conversaciones relativas al cambio climático: mitigación. El objetivo es reducir las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera, y una de las medidas para conseguirlo es aumentar la presencia de los sumideros de carbono en la Tierra.Para nuestra suerte, los seres humanos no somos los únicos que tratamos de poner freno a los efectos del calentamiento global. La naturaleza también cuenta con sus propios recursos para intentar que la temperatura media del planeta no siga aumentando. Uno de ellos son los sumideros de carbono: depósitos naturales —océanos, bosques y suelos— que absorben y capturan el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera reduciendo su presencia en el aire.
LA IMPORTANCIA DE LOS SUMIDEROS DE CARBONO
Estos agentes biológicos funcionaron sin alteraciones hasta que el ciclo del carbono, inmutable durante milenios, comenzó a sufrir las consecuencias de la quema de combustibles fósiles y el consiguiente aumento acelerado de la concentración de CO2 en la atmósfera. Y esta realidad no solo no se ha mantenido en el tiempo, sino que se ha ido agravando: desde los inicios de la Revolución Industrial hasta nuestros días, la concentración de CO2 en el aire ha pasado de 278 partes por millón (ppm) a 400 ppm, tal y como advierte la organización Global Carbon Project (2017).
Ante este incremento desproporcionado de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) —en 2017 se registraron unos valores de CO2 en la atmósfera de 405,8 ppm—, los principales sumideros de carbono tan solo son capaces de retirar el 50% de la circulación.
Los bosques tropicales ya no pueden con tanto CO2
Las selvas amazónica y centroafricana han superado su capacidad de retener dióxido de carbono. Junto a los océanos, los bosques del planeta son actores claves en el ciclo del carbono. Por su extensión, su frondosidad y mayor tasa de crecimiento, las selvas tropicales son las que más dióxido de carbono retiran. Sus árboles lo incorporan mediante la fotosíntesis, absorbiendo el carbono como biomasa. Y allí se queda mientras viva el árbol. Los científicos contaban en sus planes con este efecto fertilizante para combatir el cambio climático provocado por el exceso del mismo gas. De hecho diversos estudios ya habían demostrado que las plantas han acelerado su fotosíntesis. Sin embargo, parece que ya no pueden más.
El aumento de la mortalidad de los árboles podría explicar, en parte, el cambio de tendencia. Aunque hacen falta más estudios, la mayor disponibilidad de dióxido de carbono estaría acelerando el ciclo vital del árbol y, por tanto, la llegada de su muerte y la devolución a la atmósfera del carbono que contenían en la madera. Uno de los primeros en detectar el frenazo y el acelerado aumento de la llamada necromasa fue el ecólogo forestal de la Universidad de Leeds (Reino Unido) Roel Brienen en un estudio publicado hace cinco años.“En mi artículo sugeríamos que el efecto del CO2 podría llevar a un acelerado crecimiento y a una muerte más rápida del árbol y que esto explicaría el aumento de la mortalidad forestal en la Amazonía”, comenta en un correo. Pero también dice que es una idea por contrastar y que podrían intervenir otros factores, como la subida de la temperatura y la mayor frecuencia e intensidad de las sequías.
Muy bueno su blog compañera. Completo y muy informativo
ResponderEliminarMuy buen blog! Interesante la información acerca de los sumideros de carbono. Excelente resumen de ideas.
ResponderEliminar- Isabella Torres
Me gustó mucho el blog y su contenido me resulta muy interesante.
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